jueves, 23 de enero de 2014

La Cobija de Ares. Francisco Trejo


La Cobija de Ares. Francisco Trejo. México. Praxis. 2013
Este libro fue ganador en 2011 de una mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía José Emilio Pacheco convocado por el Instituto Mexiquense de Cultura. El libro de Trejo está compuesto por cinco apartados de epigramas de alto contenido retórico.

Los cinco apartados del libro son: La venida del héroe, La guerra y las espadas, Los enredos del laberinto. Otros mitos amorosos y Los monstruos de las sábanas. Desde los títulos de los capítulos advertimos ya las líneas técnicas del autor, una proximidad con la mitología y la factura de los epigramistas latinos y griegos, juegos y giros del lenguaje común y contenidos eróticos y sexuales.

 
La precisión técnica de Francisco se advierte en el replanteamiento de varios mitos, Ío y Hércules, Teseo y Aracné, el Minotauro, Ares y Áyax, constantes personajes de Trejo que están situados en problemáticas y con el lenguaje de un mexicano. Propone alternativas a las historias mitológicas griegas, o les da contenido a las lagunas dentro de la cadena de acciones que componen una de esas historias,  lo mismo que rescata a los héroes de segunda, a los soldados que se quedaron en la segunda fila, y los enaltece haciéndolos figurar entre sus versos.

En La cobija de Ares, el tema de los desamores, amores, adulterios y gozos sexuales es, podríamos decir, el principal motivo de sus epigramas. El erotismo en Francisco  tiene sus cicatrices, algunas ya curadas y otras abiertas, y está marcado por una mezcolanza de gozo, de placer desenfrenado y de un lastre de dolor, de revelación. Esta revelación de los epigramas eróticos de la Cobija de Ares, es la revelación de los monstruos, de los sinsabores y las derrotas.

Es justo que estuvieran presentes las derrotas en un libro que concibe al amor como una batalla, como un combate, tanto dentro como fuera. Los amantes en tensión continua entre morderse y acariciarse. La disputa constante entre los pretendientes, la muerte inaplazable del que ama sin ser correspondido, el derrumbe del amante ante la pasividad del sujeto amado. La espada, el escudo como metáforas lógicas de las herramientas para el amor. 

Una garantía en este libro de Francisco Trejo, será el humor, será la ironía, la búsqueda siempre del espacio donde pueda colarse el gandul, el gandalla, donde pueda ganar el que no gana, donde la historia pueda tener una alternativa, y donde se pueda ver otro lado de las personas, de sus actitudes, de sus intenciones.  El derrotado en la cobija de Ares, no siempre es el de la Historia, puede ser el héroe, el famoso, el más aguerrido y exitoso de los hombres. Vindica de este modo, a los excluídos, a los que siempre tuvieron más sombra que cuerpo.

No es un secreto la apuesta de Francisco Trejo por la recuperación de las tradiciones, una apuesta que nace de convicciones no dogmáticas sino resultado de lecturas y desencantos ante la ingenuidad de quienes muestran su búsqueda implacable por las novedades ilusorias, por las vanguardias reverberantes. El epigrama es una línea que puede sondearse desde hace muchos siglos y en México, ha sido cultivada por muchos poetas. Aquí va un primer punto para cuestionar a Trejo: si bien es una apuesta fresca sobre el epigrama pues abona en el uso de nuevos mundos como las redes sociales, las problemáticas políticas actuales y algunos cuestionamientos sociales importantes, se sigue mirando en este libro, una muy fuerte influencia de sus predecesores en las fórmulas de elocución o en el similar uso de los símbolos.

Francisco ensaya respuestas, ensaya persianas, para asomarse a las realidades.¿Qué es del amor ahora? ¿Qué es del sexo, de la cama? Es necesario ser un buen observador para escribir, ser atento con el cambio de sensibilidades, con los enfrentamientos éticos de las personas, ser cuestionador e irreverente, y ésta será una manera de sondear las posibilidades de estar en el mundo.

Hernán Lara Zavala, nos recuerda que el sexo y la obscenidad tienen algo en común con la risa y el humor y que constituyen un elemento catártico indispensable para el ser humano ya que con frecuencia lo conducen a un conocimiento más intenso de sí mismo. Lo que hace Francisco con sus epigramas es indagar, valerse de la memoria y sus experiencias para representar lo burdo de los burdeles, lo oscuro de los ósculos, los abrasivo de los abrazos y lo monstruoso de los afectos.
 
Francisco, siendo congruente y honesto con lo que de su lengua puede nacer, sea viperino o iluminador, no se censura, se pule en su sarcasmo. La sabiduría trasciende la moral, pero la enfatiza. Henry Miller dice que una de las grandes diferencias entre un sabio genuino y un predicador radica en la jovialidad: cuando el sabio ríe, la risa le sale de la panza; cuando se ríe el predicador (raras veces) la risa le sale de la mejilla equivocada.

Francisco está muy alejado de pretender una conseja moral, porque está convencido de que la mejor confrontación moral ocurre cuando se coloca un espejo con marco frente al lector. Sin embargo, han sido frecuentes las veces que se le ha echado de menos una perspectiva más incluyente en el tema amoroso y social, En la Cobija de Ares no hay un fondo de reflexión sobre el machismo y muchos de los estereotipos funcionan como temas en el libro.

Francisco Trejo
El humor funciona en la medida en la que el lector es interpelado e identificado. Si en una sociedad el machismo sigue estando presente con fuerza y no es cuestionado, un poema humorístico que use el machismo como tema será efectivo, frenter a esto, en una sociedad donde ya se cuestionan esas formas y aún más, donde se han visto las consecuencias del patriarcado y de la cosificación de la mujer, como la trata de personas, la violencia marcada por el asesinato y la demolición de la estructura psicológica de las mujeres, el humor que intente usar estos temas será rechazado. A pesar de que históricamente los epigramas y los poemas satíricos han tenido como blanco de sus dardos a los vulnerables, las mujeres, los homosexuales o todos aquellos que no se ajustan a la norma, es cierto también que como parte de una tradición, el epigrama es precisamente un género incisivo, irreverente, y como tal es también un efectivo y adecuado vehículo de la crítica y la reflexión social.

Sabemos que toda obra se construye de manera progresiva, y la honestidad siempre da frutos que permiten el crecimiento del poeta y de la obra. Francisco Trejo no ignora este pensamiento, al contrario, es muy consciente de que la poesía es un ejercicio de autocrítica constante.Sin lugar a dudas, tendremos en el futuro una poesía de mucho mejor factura como garantía de este poeta, que ya está inscrito en las filas de los autores más interesantes y genuinos de nuestra generación.



Selección:




El mito de la fidelidad

Odiseo, Penélope te es fiel:
Cuando la penetra Antínoo
irrumpes su memoria.




Mundos paralelos

Odiseo, mientras creas un plan
para embestir a Polifemo
con tu lanza belicosa,
Antínoo celebra tu ausencia
lacerando a Penélope
con la rigidez de la tuya.



El manto

Nadie advierte la verdad, Penélope:
tejiste el manto para cubrir
las piernas de Antínoo
después de libar su fruta varonil
y declararlo dueño
..............del trono abandonado



La fama del amante

Paris,
después de perforar
el cuerpo de Aquiles
y evidenciar
la fuerza de tu arco,
ya no secuestras
mujeres casadas:
ellas, por voluntad,
llegan a tu lecho
para que introduzcas
tu flecha amatoria
....en sus tórridos carcajes.


El Viagra vs. la guerra

Menelao,
lamento que en tu época
no existiera la pastilla azul
-garantía de esposas fieles-;
conociéndola,
no hubieras perdido el tiempo
encima de tu caballo
tratando de matar a Paris
-lo hubieras pasado
.............montando a Helena-.



Tóxico

Amarte, Alejandra,
es caminar voluntariamente
hacia la pira de fuego
como Heracles lo hizo
para evitar el dolor
de su piel envenenada.
Mi veneno
es la existencia de tu esposo
y me arde hasta la médula
saber que me sueñas
...... recostada a su lado.






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